No transcurren ni cinco minutos cuando somos testigos de las primeras víctimas mortales de una nueva pandemia que amenaza con diseminar más del 1% de la población mundial. Siendo nada extraños los mexicanos a este tipo de situaciones, las escenas se vuelven aterradoras. Uno tras otro, conocemos a los personajes realizando sus actividades cotidianas con un rostro comparado a la belleza del espanto en la cinta “El Aro”,  desconociendo que son portadores de un virus mortal.

El elenco está lleno de estrellas de Hollywood, por lo que su presencia en cada escena es palpable. Desde los primeros minutos Gwyneth Paltrow demanda nuestra atención al ser el “vector” (origen) de la enfermedad , para luego ser despachada con increíble velocidad y dando lugar a la trágica interpretación de Matt Damon preguntándole a un doctor las causas de la muerte de su esposa. Es así como con cada escena la trama nos lleva en cadena a una variedad de doctores (Laurence Fishburne y Elliott Gould), una asistente (Kate Winslet) , un bloguero (Jude Law) y una inútil burócrata (Marion Cotillard) que nada más sirve para placebos.

La primera hora es emocionante con la tragedia escalando considerablemente y complicaciones de ha montón por encontrar una solución. El inconveniente con este tipo de cintas que es que ya sabes como va a terminar todo, por lo tanto al momento en que se encuentra la deseada vacuna, el suspenso disminuye. A cambio tenemos de relleno los remanentes de las historias personales de los sobrevivientes, y como no hubo una caracterización previa, el resto de la película se vuelve tediosa por no existir nada de especial ni de importancia,  y para rematar, agregan conflictos entre farmacéuticas, trámites burocráticos e investigaciones legales.

Si gustan de pasar un buen rato en el cine se las recomiendo pero no acudan con muchas expectativas.