lunes, 21 de noviembre de 2011

El precio del mañana

La ciencia ficción abre las puertas a posibilidades inimaginables, en donde la única limitante es la creatividad del autor. Algunos de ellos son capaces de recrear al detalle los orígenes de tan alteradas realidades y otros prefieren enfocarse en el mensaje que desean transmitir.

Will Salas (Justin Timberlake) habita un mundo en donde todos mágicamente dejan de envejecer a los 25 años. A partir de ese momento, sólo tiene un año de vida, es por eso que es necesario conseguir un empleo para aumentar tu longevidad, el detalle está en que la moneda de cambio para pagar la renta, comprar un café o hasta llamar por teléfono, es tú tiempo. Por lo tanto las personas de clase alta viven eternamente a costillas de aquellos que laboran en sus empresas. Cuesta tiempo el viajar de ciudad a ciudad o como el filme insiste en llamarles “zonas horarias”, así que los jodidos jamás podrán mudarse y estarán segregados a sus miserables vidas hasta que se les acabe el tiempo y se mueran de un ataque cardíaco.  En el antebrazo de cada individuo, se puede ver tu fecha de expiración con una iluminación fosforescente envidiable y con serias repercusiones a tu seguridad personal si es que marcas demasiadas cifras.

Los primeros minutos están llenos de explicaciones de cómo funciona el mundo alterno, sólo las suficientes para avanzar la trama, dejando demasiadas preguntas por responder: ¿Cómo la humanidad logra vencer la muerte?, ¿quién creo el nuevo sistema monetario por el cual la sociedad se rige?, ¿las mujeres pueden tener hijos eternamente?, ¿cómo funcionan los cronómetros personales?, ¿se pueden hackear? Sólo por mencionar algunos.

Es una película demasiada futurista en la cual no debes cuestionarlo o perderás el sentido del drama de la misma, si no la han visto a un tienen poco tiempo jajaja irónicamente no creen?



1 comentario:

  1. Hahaha demonios que bueno que ese futuro no nos ha alcanzado aún, ya estaría en mis ultimas hahaha, aunque es interesante ver como la concepción donde podrías pagar con tiempo se vuelve una realidad, a la cual algunos preferirían pagar con tiempo de vida para hacer ciertas cosas que con dinero, cuantos estarían dispuestos hacerlo de verdad.

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